SLACC | Sociedad Latinoamericana de Composición Corporal

Cambios en la composición corporal relacionados con la edad

Las variaciones en la composición corporal relacionadas con la edad, el crecimiento, algunas patologías y el ejercicio físico, entre otros factores, repercuten en la masa grasa y la masa libre de grasa. Los tejidos adiposo, muscular y esquelético siguen una trayectoria de maduración en la edad adulta, resultante de la interacción entre factores genéticos, hormonales y ambientales. Por lo tanto, reconocer las variaciones en la composición corporal presentes en las diferentes etapas de la vida permite una mejor evaluación de la composición corporal y una adecuada interpretación de los resultados obtenidos.

Masa grasa

De manera general, durante los primeros años de vida se presentan niveles relativamente altos de adiposidad y posteriormente las reservas de masa grasa disminuyen lentamente hasta sus niveles más bajos entre los seis y ocho años de edad.

Después, la masa grasa aumenta progresivamente a lo largo de los años del desarrollo y crecimiento físico, para luego disminuir de manera notable al llegar el pico de crecimiento puberal (cercano a los 11-12 años en las niñas y 12-16 años en los niños). A partir de este punto, las reservas de grasa aumentan, alcanzando un pico durante la quinta década de vida para los hombres y sexta para las mujeres, cayendo posteriormente a medida que avanza la edad. La masa grasa suele ser mayor en las mujeres que en los hombres desde la infancia tardía y la adolescencia hasta llegar a la edad adulta. Los patrones de distribución de la masa grasa observados en la edad adulta están bien delimitados en ambos sexos. Los hombres suelen acumular más grasa en la parte central (visceral y subcutánea) del cuerpo (distribución androide o en forma de manzana), que se ha asociado a un mayor riesgo de padecer enfermedades crónico-degenerativas y alteraciones metabólicas.

Así mismo, las mujeres se caracterizan por una acumulación subcutánea de masa grasa a nivel periférico, principalmente en la región gluteofemoral (distribución ginecoide o en forma de pera). Sin embargo, después de la menopausia, las mujeres muestran signos de una mayor centralización del exceso de la masa grasa, incluyendo los depósitos subcutáneos y viscerales, derivados a los cambios ocurridos por las hormonas sexuales esteroideas. Posterior a la séptima década de vida, la masa grasa presenta un incremento similar en ambos sexos.

Es necesario mencionar que existen otras zonas de acúmulo de masa grasa en el cuerpo además de las zonas antes mencionadas; por ejemplo, a nivel intramuscular (mayor en deportistas de condiciones aeróbicas), a nivel de órganos en patologías (esteatosis hepática) o en la zona cervical del cuello (lipodistrofia en pacientes con VIH y consumo de antirretrovirales).

Masa libre de grasa

Las diferencias de crecimiento de la masa libre de grasa entre ambos sexos durante la infancia son pequeñas y se pronuncian durante el pico de crecimiento acelerado en la adolescencia, en donde este parece alcanzar una meseta (en las mujeres alrededor de los 15-16 años y en los hombres entre los 19-20 años). Durante la edad adulta el tejido muscular tiende a incrementarse, aunque el grado de este depende de la actividad física e interacción entre factores genéticos y ambientales. La disminución ampliamente reconocida de la masa libre de grasa, que inicia en la edad adulta y continúa en la vejez, tiende a ser principalmente por pérdida de tejido muscular, relacionada con la disminución del ejercicio físico y la hormona del crecimiento. La disminución ampliamente reconocida de la masa libre de grasa, que inicia en la edad adulta y continúa en la vejez, tiende a ser principalmente por pérdida de tejido muscular, relacionada con la disminución del ejercicio físico y la hormona del crecimiento. Los hombres pierden aproximadamente 1,5 veces más músculo que las mujeres. Sin embargo, el ejercicio de fuerza puede reducir la tasa de pérdida muscular aproximadamente un 25%. 

Fuente: Fisiología del ejercicio, López Chícharo, 2022.

Agua corporal total

El agua es el componente mayoritario del cuerpo, conformando entre el 55 y 65% del peso corporal total en hombres jóvenes con un estado de hidratación adecuado, con porcentajes más bajos en el caso de las mujeres. Por lo tanto, el agua corporal total de un hombre joven de 70 kg representa de 38 a 45 kg de su peso corporal. El agua corporal varía durante el transcurso del día debido al balance de líquidos y la tasa de sudoración de las personas, principalmente. Hay que considerar que el agua en el cuerpo se encuentra en la masa libre de grasa, y constituye en promedio el 73,2% de esta masa, aunque dicho valor ha demostrado tener variación importante en ciertas condiciones. La proporción de agua en el cuerpo parece disminuir continuamente a medida que el ser humano envejece (un embrión está conformado en un 90% de agua, aproximadamente, un recién nacido por un 80%, un adulto joven aproximadamente 65% y un adulto mayor por alrededor del 50%).  El agua del cuerpo puede dividirse en agua intracelular y extracelular; la primera es la más abundante. El agua del cuerpo que se reduce con la vejez proviene del compartimento intracelular principalmente y esta reducción representa también una reducción de la masa celular (en lugar de una deshidratación de los tejidos), ocasionada por una disminución equivalente del potasio corporal total, el cual se encuentra en mayor proporción en el citoplasma.

Estatura

Luego de alcanzar el pico máximo de crecimiento durante la adolescencia, la estatura disminuye a un crecimiento cero, aunque el incremento en el crecimiento de la anchura del esqueleto (p. ej., anchura biacromial y biileocrestal) y la profundidad del tórax comúnmente continúan después del pico de crecimiento de la adolescencia. La altura puede presentar una reducción significativa (usualmente hasta 8 cm) en la edad adulta y la vejez como resultado de cambios posturales, un aumento de la curvatura de la columna, el acortamiento de la columna vertebral a medida que se seca el tejido conectivo de los discos intervertebrales y alteraciones estructurales en la columna causadas por osteoporosis. El ejercicio con carga de peso en la edad adulta generalmente mantiene o reduce la tasa de pérdida de hueso, en lugar de un incremento en el tamaño del mismo. El patrón de variación del compartimento esquelético es similar en hombres y mujeres hasta los 50 años (0,7-1% por año); después de la menopausia, la disminución de la cantidad y densidad de los huesos se vuelve mucho más rápida en las mujeres (2-3% por año). Finalmente, la tasa de pérdida ósea aumenta en ambos sexos después de los 70 años de edad.

Fuente: Medspine

Referencias:

  • BiblioFernandez Vaquero A, Lopez Chicharro J. Fisiologia del Ejercicio – 4a: Edicion. Editorial Medica Panamericana; 2022.
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