
A lo largo de los años se ha estimado la relación directa que existe entre la proporcionalidad del cuerpo y el rendimiento deportivo, entre otros factores cruciales como la forma, las dimensiones y sobretodo el tamaño de la estructura ósea, lo cual se relaciona con el desempeño de un atleta ya que juega un papel determinante en su éxito deportivo.
Varios investigadores han estudiado esta relación resaltando la importancia de su valoración en el ámbito deportivo, lo que ha generado el uso de indicadores corporales tales como diámetro del húmero, fémur, biacromial, biileocrestal, entre otras, con el fin de buscar la optimización morfológica relacionada al desarrollo y capacidad de sostener el tejido muscular.
Optimización morfológica
El rendimiento deportivo busca potenciar y optimizar el desarrollo de la fuerza, velocidad y mejorar la eficiencia mecánica del atleta, con el fin de aumentar las probabilidades de éxito. Para el cumplimiento de estos factores, anteriormente mencionados, existen tamaños y proporciones favorables que sustentan el desempeño de un deportista, esto es a lo que se le conoce como optimización morfológica para el deporte. Existen varias disciplinas deportivas que se ven más afectadas con este hecho que otras, lo que podría llegar a ser un impedimento para el atleta en poder alcanzar ciertos niveles de élite.
Por ejemplo, en el caso de la natación, el rendimiento está influenciado por una estatura alta, la longitud corta de sus extremidades inferiores para generar mayor palanca y potencia en el desplazamiento, así como el gran tamaño de las manos y los pies. Con esto dicho, podríamos mencionar el caso del deportista olímpico Michael Phelps, quien cumple en gran medida con las mediciones corporales óptimas para un nadador de élite, lo que demuestra el sentido de la optimización morfológica.

Por otra parte, los levantadores de pesas podrían beneficiarse de longitudes relativamente cortas de sus extremidades superiores e inferiores, así como bajos índices crurales y braquiales, esto con el fin de generar más potencia en sus levantamientos y menor desplazamiento de la barra. Por otro lado, los corredores de largas distancias, son atletas que suelen tener estatura baja y masa corporal relativamente baja, por lo que el indicador de Índice de Masa Corporal (IMC) es un parámetro importante a considerar. Cabe mencionar que los atletas de resistencia aeróbica como los maratonistas, cuentan con extremidades inferiores relativamente largas, un índice crural alto y un índice braquial bajo.
Comprender los factores asociados a la morfología puede ser beneficioso para elegir los criterios de los jóvenes atletas al iniciar un deporte (detección de talentos), siempre que las mediciones sean consistentes durante la adolescencia, o que existan métodos de predicción válidos fundamentados en investigaciones sólidas que incluyan análisis de datos longitudinales (Hume y Stewart, 2012).
A considerar: Escalamiento corporal
Al crecer, experimentamos un aumento de talla o estatura, lo que significa que de igual forma va a existir un aumento del contenido mineral óseo y el tejido muscular esquelético como proporciones de la masa corporal, normalmente en mayor cantidad en las extremidades inferiores (piernas), debido a que estas cargan la mayor parte del peso; a este concepto se le define como escalamiento corporal. De igual forma, es importante mencionar que es más difícil ganar peso corporal, especialmente tejido muscular esquelético, cuando un individuo no posee una estructura ósea grande, proporcional a su estatura. Este concepto aplica y ocurre tanto en hombres como en mujeres y es independiente de la etnia o la edad. Asimismo, el ejercicio físico puede ocasionar cambios significativos en la estructura y arquitectura del hueso, debido a estímulos importantes en este tejido que son producidos con cargas excedentes a las habituales, siendo más relevante la intensidad que la duración. En deportes anaeróbicos se ha observado que los deportistas de estas disciplinas presentan un mayor Contenido Mineral Óseo (CMO) y una mayor Densidad Mineral Ósea (DMO), en comparación con deportes aeróbicos.
También se ha comprobado que la variación de los movimientos o cargas de distribución inusuales, en gran proporción parecen ser estimulantes de la osteogénesis, que hace referencia al proceso de formación o desarrollo del tejido óseo, pero no podemos dejar de lado un factor importante en el proceso de crecimiento, la genética. Finalmente, se sigue comprobando que la presencia de la genética representa un componente esencial en la variabilidad de la forma, estructura ósea y tamaño, lo cual se aproxima a un 80% de la estatura final de un adulto.Estas diferencias corporales se han asociado por variaciones en las secuencias de nucleótidos, también conocidas como polimorfismos específicos de la secuencia genética de cada ser humano y se han encontrado más de 200 variantes genéticas asociadas con el rendimiento físico.
Podemos concluir …
Es innegable que la composición corporal juega un papel importante en el desarrollo y éxito deportivo, debido a las posibles ventajas que tiene en el rendimiento físico de un atleta. De igual forma, existen deportes que se ven más afectados que otros por la composición corporal y las características específicas de la disciplina deportiva, entre los cuales se menciona la natación, gimnasia, entre otros.
También no hay que dejar de lado la importancia del factor genético, debido a que gran parte de la formación, talla y tamaño corporal se ven afectados o en su caso, beneficiados por ésta, por lo que podemos afirmar que hay una relación importante entre la estructura ósea de un atleta y su rendimiento deportivo.
Fuente
Fernández Vaquero A, López Chicharro J. Fisiología del Ejercicio – 4a: Edición. Editorial Médica Panamericana; 2022.